sábado, diciembre 01, 2007

Ulises

Hace poco terminé de leer Ulises, de James Joyce. Votada en varias listas como la mejor novela del siglo XX, me resultaba un reto interesante. Suponía que si había sido elegida por los críticos, debía resultar pesada de leer, pero también tenía que poseer un fondo que lograra enganchar al lector.

Lo cierto es que durante toda la larga lectura experimenté los más diversos estados de ánimo. La empecé con bastante ilusión, y los primeros capítulos, aunque chocantes, me impulsaron a continuar. Luego llegó el momento en el que el interés del principio dejó paso al no saber realmente lo que estaba leyendo. En cambio, en otros momentos volvía a engancharme con facilidad. Y así seguí, más o menos con altibajos, durante los dos primeros tercios de la obra.

Sin embargo, la última parte, que teóricamente es la mejor según los críticos, supuso una desilusión total. Te produce la impresión de que has estado leyendo para nada. No aparece ninguna lógica, ninguna ligazón. Son sólo palabras y más palabras sin sentido, sin llegar a ninguna parte. Joyce habló en alguna de sus cartas de que le costaba terminar su "novela monstruo" y desde luego creo que eso es lo que pasó. No supo terminarla, y la dejó como un conjunto de frases, poéticas a veces, pero incongruentes en la mayoría de los casos.

El libro trata de la historia de una serie de personajes durante un día concreto, el 16 de junio de 1904, en la ciudad de Dublín. Teóricamente, se establece una analogía entre lo que le pasa al protagonista, Leopold Bloom, y la historia del héroe griego Ulises que se cuenta en la Odisea. De hecho, en la edición que yo tengo, hay un apartado en el que se intenta, sin mucho éxito, explicar la relación existente. Yo, desde luego, no la veo por ningún lado. El problema es que realmente no hay ninguna trama, y por tanto se puede intentar comparar con lo que se quiera.

No voy a aconsejar o desaconsejar la lectura de Ulises. A aquél que realmente tenga interés, le diría que la leyera. Pero si es sólo por curiosidad, lo más probable es que no pase de la mitad. Desde luego, no la considero la mejor novela del siglo XX. Ni siquiera diría que está entre las cien mejores. No dudo que supone una clara revolución en su género. En la mayor parte del libro no hay signos de puntuación, ni separación entre las frases o pensamientos. Es una forma de escribir completamente nueva.

Pero el principal problema de Ulises es que todo el esfuerzo lo tiene que hacer el lector. Para entender algo de la novela, uno tiene que estar concentrado hasta extremos inimaginables. Tiene que averiguar en todo momento quien está hablando o pensando algo, que personajes aparecen en la escena o donde están en ese instante. Y así es imposible disfrutar plenamente de la lectura. Y si no es para disfrutar, entonces, ¿para qué leemos?

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